miércoles, 14 de octubre de 2009

Mi caballo.

Cuando mi caballo cayó en una trampa de lodo, su peso provocaba aplastamiento de órganos internos, lo que era un riesgo para su vida. Mi abuelo y tíos que vivían en el rancho fueron por algunas cuerdas y lo amarraron como pudieron para sacarlo, no se cuanto tiempo duraron. Algunos vecinos que se dieron cuenta acudieron a auxiliarlos. El equino empezaba a temblar y a transpirar vapor, hubo quién dijo que sería mejor sacrificarlo para evitar el sufrimiento del animal. Yo sorprendido volteo a ver a mi tío, el solo suspira. Mi abuelo frunce el entrecejo y dice: “No es la hora del animal”. Unos jalaron, otros empujaba y el resto sacaba lodo del pozo. Mi caballo murió de viejo.

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