Intento levantarme temprano e ir al mercado y desayunarme un menudo, de esos que tienen granos, acompañado de tortillas de maíz morado hechas a mano, no tengo otra opción. Ya hace un año y cinco meses que perdí entre un sinfín de cosas mucho más importantes que el placer de comerme un pozole hecho por ti, aún busco donde encontrar uno que sepa similar al tuyo, lo hago con la total seguridad de que no será así, y solo para demostrarme que para pozoles, enfrijoladas, pollo cocido y comida para dioses, como llamaba mi hermano a tu hígado encebollado no hemos encontrado. Le ponías ingrediente conocido por cualquiera, pero lo hacías tú.
Lo siento.
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