domingo, 24 de mayo de 2009

No porque se acaba.

El chiste del naranjero que no vendió su último kilo de naranjas porque se quedaba sin producto y no tendría que vender después, nos causa mucha gracia. Voy a comer a un restaurant de carnes con mi padre y hermano, pedimos el paquete de la casa y un platillo de chorizo (longaniza) adicional, el adolescente mesero regresa y nos dice que el segundo platillo no lo podrá servir porque tiene muy poco y no tendrá que vender en lo que le resta del día. Los tres nos miramos, mas allá de causarnos risa nos causo admiración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario